La Audiencia Nacional juzga a una trama que vendió aceite de oliva virgen adulterado.

Al menos entre los años 2017 y 2018, los acusados mezclaron aceite de girasol y aceite de oliva, en una proporción aproximada de 70% y 30% respectivamente, que después distribuyeron como si fuera aceite de oliva virgen extra. Para obtener un mayor beneficio, vendieron a consumidores finales las garrafas a un precio inferior al mercado.

Para llevar a cabo la operativa, inventaron la marca “Bellum Olei” y en las etiquetas hicieron constar indicaciones falsas que inducían a error sobre su autenticidad, como la calidad; que tenía indicación geográfica protegida de “aceite de Jaén”; o que el producto estaba producido en la Cooperativa Virgen de las Angustias de la localidad jienense de Úbeda.

Esta no fue la única marca inventada, pues también pusieron en el mercado garrafas bajo el nombre de “Carrasqueño”. El modus operandi en este caso fue el mismo, pues el etiquetado reflejaba que la producción se hizo en Sociedad Cooperativa Andaluza Virgen del Perpetuo Socorro, de Alcaudete (Jaén), lo cual no era cierto, según precisa la Fiscalía.

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